martes, 17 de junio de 2014

IV Triatlón Cross de Santa Pola (8/VI/2014)

          Por tercer año consecutivo, estaba apuntado en el Triatlón Cross de Santa Pola. A diferencia de mi debut (crónica AQUÍ) y de mi segundo año (AQUÍ), este año me lo tomé como uno de los objetivos del año. Y para ello, además de ciertas mejoras de material (bicicleta de 29" nueva, voladoras radicales), entrené con cabeza y constancia pensando en bajar el tiempo de otros años. Con los deberes ya hechos, incluso reconociendo el circuito de MTB varias veces con tiempos prometedores, llegó la gran fecha.

INCISO: La "Transición cero" ocurrió durante el sábado por la mañana. Por razones desconocidas, el disco delantero de la bici de mi hermanísimo dejó de frenar. Una visita a toda prisa a la tienda de Apedales, y una reparación de urgencia (una hora desde la recepción de la bici hasta su entrega) lo solucionó. Comento esto porque quiero agradecer públicamente la atención de urgencia que nos dieron.   

Y ahora así, comienza el ladrillazo...


           El Tricross de Santa Pola, oficialmente, empieza el día anterior con la recogida de dorsales y colocación de la bici. También se puede hacer el domingo, pero el ambientillo que hay en el Castillo ya te va metiendo en "modo competición".


          Por primera vez en muchos años iba con una bici actual (y no con mi ya clásica Sunn de hace 15 años), lo que aumentaba aún más el puntito postureo. Y mi hermano, como se puede apreciar, tampoco es que fuera precisamente cojo con su montura...

 Nuevas monturas, viejos rockeros

         Una vez en el castillo, recogida de dorsal (en mi caso el premonitorio número 100), recogida de camiseta (molona), rotulado de extremidades y nos vamos hacia la transición. Por supuesto, por el camino más largo y concurrido para lucir monturas ya con los dorsales puestos. Y como todos los años, con las bridas largas porque se nos olvidaron las tijeritas...

         Entramos a la transición, vamos comentando las bicis que vamos viendo, y la casi media maratón que hay que hacer para cruzar la transición entera, y llegamos al puesto de mi hermano. Y empiezan las risas: su bici no entra en la barra por altura (y es una talla 19"). Llamamos a un oficial, viene, toma nota y nos dice que se soluciona tumbando la bici hacia un lado, cosa fácil con la transición vacía pero complicado con el escaso hueco y con todo apretado. Punto a mejorar para otros años, y que según he visto en las redes sociales hay más de una queja por ello. En mi caso, la bici entraba justa en la barra, e inmortalizamos el momento.

¿Os he dicho que llevaba el 100?

          Y del sábado poco más que contar: visualizar las transiciones decenas de veces, pasta party en un restaurante con la familia, preparar demasiado tarde la mochila, manchar las sábanas con la tinta "indeleble" del brazo, tardar mucho en dormir y todo eso.


           El domingo toca madrugar, y a las 8:15 estamos ya en Santa Pola. Como la primera salida es a las 10, nos lo tomamos con bastante calma, monto mi transición, estiro y caliento en un banco con las gomas para el segmento de natación. De paso, saludo a todos los compañeros con los que coincidiré en la competición: Pableras (con su bici al lado de la mía), Luis Falcó, Ángel, Emilio (que acabó haciendo podio). Y poco antes de la cámara de salida, me meto en el agua para probarla. Y estaba fría, pese a la increíble (li-te-ral-men-te) escalada de temperatura en la última semana.


          Total, que acabé en la cámara de llamadas sin haberme mojado, pero con ganas ya de empezar a competir, y codo con codo con Pableras (sería el único momento de la competición en el que estuve a su lado). Colocado varias filas atrás, pero por la parte de dentro, suena la salida y salimos en tropel para la primera boya.

Saliendo a tope. Se me ve justo en la vertical de la palmera...

          Del agua no tengo demasiado que contar: agua muy limpia, pasé las boyas casi sin toques, aunque me comí un grupo de unos 10-12 tíos sobre el 400-500 que iban en línea y eran imposibles de adelantar. Girando ya hacia el arco de la playa apreté un poco, pero sabiendo que no había ido demasiado rápido.

Foto vista en FB de Rubén Navarro


          La T1 se me hizo bastante larga, aunque no me adelantó casi gente. Cuando llegué a la bici lo entendí, ya faltaban muchas bicis de los de mi categoría. Al no llevar traje, transición rápida, medio bidón al estómago y a salir corriendo. Justo en la línea me monto, meto los pies en las zapatillas a la primera y a rodar. 

          En la parte de asfalto de la bici fui rápido, incluso casi en grupo. Esto lo aguanté hasta los toboganes e incluso en el repecho de subir al Cabo, pero en la parte cementada empecé a flaquear un poquito. Vamos, justo donde sacan la foto los de Chiplevante...


          El resto del circuito de bici fue más o menos como estaba planificado: bajadas muy rápidas, se me atragantó algún falso llano hacia arriba, en alguna curva muy rápida me faltó algo de apoyo delante y casi me voy al suelo, y adelantándome gente, pero pocos. Y lo que es importante, sintiéndome rápido y con fuerza. 

          La parte final del circuito la hice solo, teniendo como referencia a otro competidor a unos 50-60 metros al que no podía dar caza de ninguna forma. Ni siquiera bajando en plan casi kamikaze en la parte final (con la consiguiente pasada de frenada en la curva del instituto), ni cogiendo 65'1 km/h de máxima en la cuesta de asfalto.

          Acercándome a la T2, me suelto los velcros para desmontarme descalzo de la bici, y es aquí donde adelanto al competidor (y a otra persona), en la larga recta de entrada a la transición. Me descuelgo de la bici, y voy así hasta centímetros de la línea de bajada, frente al estupor de un voluntario y de un juez que me gritaban que bajara ya. Curiosamente, todos los años tengo la misma foto en el mismo sitio:

Apurando que es gerundio

          Bajo corriendo a lo que puedo, paseo la bici por la laaaaaaaaarga transición, veo al llegar que la bici de Pableras llevará un rato allí, y cuando voy a meter mi bici no entra bien por la altura de la barra. ¿Comenté ya que las barras estaban demasiado bajas? Pues eso...


         Rápida transición donde me calzo las voladoras, bebo algo de agua y salgo hacia los 4'8 km de carrera a pie. Con ganas de apretar y de no perder muchos puestos, aunque las piernas no están demasiado por la labor, por lo que las primeras zancadas son al ya patentando estilo Robocop

Ñiiic, ñiiic (sonido de las zancadas)

          Más o menos en el primer km empiezo ya a coger ritmo de crucero (4:45 min/km), ritmo que ya mantendría hasta el final de la carrera. Mirando el pulsómetro continuamente, de pulso iba bastante bien (tenía margen para subir) pero las piernas no estaban por la labor de ir más rápido, así que a disfrutar del mar y de las vistas mientras la gente me va pasando.

Fotos vistas en el FB de Travesías Mitos

         Llegando al final del paseo, en el único tramo de campo a través de la carrera (50 metros de arena), empiezo a flaquear un poquito en la carrera. Miro el pulsómetro, echo cálculos, y veo que si aprieto un poco puedo estar por debajo del 1:30 que marcaban mis mejores previsiones. Así que aprieto los dientes, alargo la zancada y pongo la diana en un desprevenido triatleta que llevo a cierta distancia, pero que se está recreando en la llegada. Y fiel a los principios del Ars Globerus, le esprinto hasta la línea de meta.

La cara de mi compañero de meta refleja la situación

          En total, 1:29:13 , lo que viene a ser 10 minutos (DIEZ) menos que el año pasado, y nueve minutos (NUEVE) menos que el año de mi debut. Posición 182 de 843 masculinos, muy contento por el resultado, por las sensaciones, e incluso por la globerada de la meta (hay que mantener el espíritu vivo del blog). Aquí dejo una comparación de los tres años (2012-2013-2014 de arriba a abajo):


          Datos de mi Garmin: Natación - T1 - MTB - T2 - Carrera

          Pasada meta, una vez recuperado del calentón toca reabastecerse. Y aquí es donde este triatlón brilla mucho: te puedes poner hasta arriba de agua, comida, fruta... ¡¡hasta cerveza!! Allí coincido con Pableras, que ha volado "pese a su bicho de bici", donde nos ponemos al día mientras descansamos a la sombra y vemos llegar compañeros. De ahí a la cola del masaje, donde nos recolocan un poquito y ya a por la familia, que esto se ha acabado.


          En resumen (que ya toca): un triatlón bien organizado, multitudinario y en el que siempre me lo paso bien. Con algún fallito mejorable, pero en general muy contento con la organización y el desarrollo de la prueba. Y aunque sea algo soberbio, muy contento con mi desempeño, que por una vez siento que ha estado a la altura de lo entrenado.

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